LA RADIO
Cuando yo era pequeña la radio formaba parte de nuestras vidas, entonces no había tele durante el día ,después del himno español la carta de ajuste dominaba la pantalla hasta la tarde …
Así que entre cantes y cotilleos los patios de luces se llenaban de las voces de la radio
Cuando llegaba a casa del cole, mientras mi madre terminaba la comida, yo escuchaba con ella un programa que no recuerdo el nombre pero tenía una sintonía algo así como está
“Felicitación, felicitación, felicitaciones …huye de las penas y los desengaños…casi nadie quiere beber, casi nadie quiere (…)saca la botella a ver que es lo que nos vas a invitar.”
Era un programa que consistía en que felicitaban cumples, aniversarios lo que fuera y se dedicaba una canción ..ahí escuchabas constantemente todas las canciones del momento
“Gorrión” de Miguel Gallardo, “Algo más” de Camilo Sesto ,”Viva España”de Manolo Escobar y un montón más
Pero lo intimo y personal para reir o llorar llegaba por la tarde, las mujeres se ponían en las ventanas a coser, a bordar y venia el plato principal …
La radio-novela una que no puedo recordar como Simplemente Maria creo con un éxito genial pero la que me marco mi infancia fue Lucecita con Manolo Otero como Gustavo y Matilde Conesa que estaba en todas las radio novelas de todo el siglo pasado
La historia de una pobre huérfana que se pone a trabajar en una casa bien y el señorito casado con Angelica que era la mala que se hacía pasar por minusválida para atar a su marido y este engaña a la chica y le hace un niño
Ahora todo esto puede parecer muy cursi, pero antes eran nuestros videos, nuestras consolas…historias que entretenían a la gente esperando que las vida de estos personajes en principio pobrecitos se hiciera justicia como esperaban en las suyas propias
Y luego ya para acabar de hacer las cosas bien en el día La Señora Francis …le enviabas una carta diciendo algo así…
“Estimada sra Francis estoy casada desde hace 25 años ,tenemos 3 hijos ,nos ha costado mucho llegar hasta aquí …ahora que ya todo estaba bien creo que mi marido me engaña…”
Entonces la querida sra Francis , que luego resultó ser un hombre el que escribía las respuestas etc respondía
“Querida Adela, la vida trae estas cosas, deberías hablar con tu marido ,si él es el buen hombre que dices se dará cuenta de todo lo que puede perder al dejaros a ti y a los niños
Se fuerte amiga “
Y España se iba contenta a preparar la cena y dormía tranquila pensando que se había solucionado la situación de una casa ….hasta el día siguiente que volvía a cantar ,a reir o a llorar
Quizás como teníamos menos cosas , estas hacían que las viviéramos con total intensidad ,éramos pobres en cosas pero ricos en imaginación ,creo que la inocencia de aquellos tiempos ,la falta de malicia por lo general (como siempre había excepciones)
hacía que la gente fuera feliz y que nos sumergiéramos en estos programas que ya forman parte de nuestra historia
Quizás a alguien le pueda parecer desfasado hablar ahora de esto… pero así llegamos hasta aquí
Un saludo
Un saludo
3 comentarios:
Lo de Elena Francis sí que era fuerte y más sabiendo años después que las cartas las contestaba un cura, a la fuerza tenía que ser así, las mujeres nos teníamos que aguantar todo, con tal de no "destruir" un matrimonio, la iglesia siempre ha estado con el "régimen", es más yo diría que era parte del régimen.
La radio como tú bien dices, si que nos acompañó en nuestra niñez y nos marcó muy de cerca.
Yo escuchaba Matilde, Perico y Periquin y El Tamborilero que era un programa de cuentos, también escuchaba el Zorro zorrito para mayores y pequeñitos , y como nó las radionovelas.
La radio nos llevó de la mano durante muchos años, fué muy importante y aún hoy creo que lo es.
Un besito.
En las dictaduras cualquier medio es importante ...
Hoy en día al menos tienes la opción de elegir que leer o escuchar
Gracias por tu comentario
Al estar interna en un colegio de monjas, nunca he tenido costumbre de oir la radio pues cuando saliamos del colegio los fines de semana nuestras distracciones eran otras muy diferentes, guateques, chicos, y las salas de fiestas de Madrid.
Ayudó la gran libertad que la familia siempre me dió para disponer de ella con juicio y sentido común.
Tambien disfrutaba mucho con la lectura, gracias a la gran biblioteca que tenía mi tio, estantes llenos de libros prohibidos en España y que un amigo de mi tio le traia de ediciones publicadas en Argentina y México.
Nunca olvidaré el día que una monja me quemó el libro de Ana Karenina y que pertenecía a una edición de lujo del padre de una amiga.
Un fuerte abrazo
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